La explotación sexual de menores de edad está a pocos clics y es una amenaza subestimada
Por De la Urbe y Periferia Prensa Alternativa, con apoyo de La Liga Contra el Silencio*
[Advertencia de contenido: Explotación sexual de menores de edad en internet. Este texto aborda la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes (ESCNNA) en plataformas digitales, un tema sensible que buscamos visibilizar para prevenir su normalización. La investigación incluye ejemplos concretos de cómo las plataformas facilitan la exposición y captación de menores, pero evita mencionar nombres específicos de aplicaciones para no promover su uso indebido. Nos centramos en alertar sobre patrones y dinámicas comunes de la explotación digital. Este es un tema sensible para algunas personas, por lo que recomendamos leer con discreción.]
Dos letras, la C y la P, las iniciales de child porn (pornografía infantil), se usan en la web en múltiples combinaciones como señal de interés en material de Explotación Sexual y Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes (ESCNNA) en el mundo digital. Es una estrategia en redes sociales, una suerte de código, para compartir este tipo de contenido al que cualquier persona puede acceder, incluso menores de edad.
En entornos digitales, usar esas dos letras con ese fin es una práctica que está a la vista, no es necesario siquiera navegar en la Deep Web (internet profundo) o en la Dark Web (una porción muy pequeña de la Deep Web, que permite ocultar la identidad y ubicación del usuario) para encontrar fotos, videos o hacer contactos y así abrir la puerta a delitos contra las y los menores de edad.
A inicios de agosto, durante la charla “Entornos virtuales: lo que no ves” en Medellín, una fiscal especializada en ciberdelitos hizo un inventario de conductas delictivas y riesgosas en entornos digitales: grooming o ciberacoso sexual a menores de edad, sexting (intercambio de material gráfico de contenido sexual), sextorsión (o extorsión sexual), entre otras.
Uno de los asistentes preguntó: “¿Cómo localizan páginas en la deep web desde la Fiscalía para encontrar contenidos abusivos con menores de edad?” La fiscal no dio detalles, pero explicó que este tipo de material circula en juegos en línea y redes sociales. Otra pregunta: “¿Qué códigos usan los agresores para acceder a material abusivo con menores de edad?” Es más literal de lo que parece, explicó, son dos letras, las iniciales de child porn.
Esa pista nos llevó a rastrear cómo opera la explotación sexual de menores de edad en entornos digitales y a constatar lo expuestas que estamos todas las personas sin estar conscientes de ello.
En el equipo de trabajo de De La Urbe y Periferia Prensa Alternativa, Thomas recuerda que Facebook fue la primera red social a la que se registró cuando tenía 7 años. Estaba acostumbrado a teclear el dominio de la página desde la primera letra hasta la última, eso incluía el https.
La función del protocolo https —en el que la s final significa seguro, en inglés— es asegurar que la información que se transmite entre la web y quien la utiliza esté protegida contra la interceptación o manipulación de personas no autorizadas. Confirma la “seguridad” de la página y en la vida real funciona como la persona encargada de vigilar un conjunto residencial. Millones de personas empezamos a utilizar esa red social antes de los 13 años, aunque esté prohibido por sus condiciones de servicio.
Como Thomas, otras integrantes del equipo empezamos a usar Facebook desde pequeñas. Antonia a los ocho, Natalia y Valeria a los nueve y Paula a los doce. A finales de la década de 2000 no pensábamos en las consecuencias de nuestra exposición a la globalización de la comunicación a temprana edad y normalizamos aceptar los términos y condiciones de una plataforma, los cuales tienen vacíos legales y les falta un lenguaje especial para las infancias.
Hoy en día, esa vulnerabilidad continúa. Según un estudio realizado por la Universidad de Los Andes, Tigo y Aulas en Paz en 2024, el 29 % de menores de edad que poseen redes sociales en Colombia tienen entre 9 y 12 años, cuando en la teoría no deberían poder abrir una cuenta por la edad.Con los años y los escándalos que han afectado a Facebook (hoy Meta) esta plataforma se ha visto obligada a “mejorar” sus condiciones de servicio, incluso ahora tiene estipulado que las personas condenadas por delitos sexuales no pueden utilizarla. El problema es que más allá de las condiciones de servicio, solo quedan letras y códigos binarios que fácilmente son burlados por las personas que no utilizan Facebook con el mismo propósito que una niña o un niño.
Esa población es blanco de delitos sexuales que están tipificados en el Código Penal de Colombia. Los casos que explicamos en la investigación tienen relación con tres de ellos: actos sexuales con menores de 14 años, utilización o facilitación de medios de comunicación para ofrecer actividades sexuales con menores de 18 años y “pornografía infantil”, delito al que nos referiremos como Material de Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes (MESNNA) cuando no hablemos de la tipificación legal, según recomienda la Guía de Luxemburgo, que propone términos para ayudar en la protección de menores de edad contra la explotación y el abuso sexual.
Dos palabras son necesarias para empezar el abuso. Dentro de la web, los pedófilos han encontrado la manera de saltarse los filtros de seguridad, tanto así que conviven en comunidades de Facebook que utilizan de fachada frases como “camiones pesados”, “caldo de pollo” y otras para camuflar contenido relacionado con menores de edad. También crean perfiles con identidades anónimas o cuentas falsas que tienen las mismas iniciales de esa abreviación, CP.
En X (antes Twitter) la situación es la misma, solo que ahí no hay grupos públicos. El contenido se comparte mediante tuits que usan este juego de palabras en sus hashtags para distribuir links de descarga o redirigir a Telegram, una plataforma de mensajería con cifrado de extremo a extremo de la conversación, y por lo tanto no deja rastro en los servidores. Esos tuits pueden alcanzar miles de visualizaciones. TikTok no se queda atrás. Se reproduce la misma dinámica, pero en los comentarios de videos con hashtags que usan esas frases.
La ambigüedad en las palabras utilizadas facilita el acceso accidental a estos contenidos al navegar en Internet.. Alejandro Castañeda, es el jefe del Centro de Internet Seguro – Viguías, que lidera la plataforma Te Protejo y que recibe reportes de casos en México y Colombia,explica que la exposición a esos contenidos de forma involuntaria es uno de los desencadenantes que pueden llevar al consumo, creación y difusión de MESNNA. Según la encuesta ReDirección, publicada este año por Protect Children y Red PaPaz, “de 4.549 delincuentes anónimos que publican material de abuso sexual infantil, el 70 % asegura haber visto este material en su infancia”.
[Conocer el comportamiento de las y los agresores en entornos digitales es clave para entender cómo funciona el delito en Internet. Si quiere saber las fases en las que se mueve el Material de Abuso Sexual Infantil en la red, ingresa a este contenido.]
Los métodos y las pocas barreras
Esa facilidad de circulación desdibuja la frontera entre lo que puede ser material de abuso y, literalmente, una receta de caldo de pollo. Durante la investigación nos encontramos, en una simple búsqueda dentro de las redes, con cientos de links que dirigen a grupos de Telegram y Signal en los que el contenido se distribuye gratuitamente.
Durante la reportería identificamos otras plataformas donde hay exposición a MESNNA, como Omegle, una plataforma de chat en video, y juegos en línea como GTA y Fortnite. En estos espacios, los abusadores han dejado de usar la dinámica de las iniciales y ahora aprovechan las interacciones en estas plataformas para captar a menores de edad.
Todo esto sin necesidad de ir a la Dark Web, un destino cuyo recorrido va más allá de las posibilidades de navegación que brinda el explorador que usted muy probablemente está utilizando para leer esto.
El mundo digital funciona como una cueva: la entrada la conocemos como internet superficial, allí está todo aquello que consumimos diariamente y que podemos hallar en Google, por ejemplo. Unos ‘metros’ más adentro, cuando ya no se ve la luz, se encuentra la Deep Web, aquellos contenidos que no están indexados (a propósito o por errores técnicos) a la red superficial y que pueden ser ilícitos, pero no siempre lo son. Un artículo de Richelle Grenge y Silvana Drummond, doctoras en Ciencias de la Información, explica que el registro, conocimiento de la URL, pagos de suscripciones o mecanismos de navegación específicos pueden permitir el paso por este nivel de la cueva. Además, el anonimato no es un requisito para navegar, pero sí una posibilidad.
En lo más profundo de la cueva, donde todo es oscuridad, está la Dark Web, un sistema de contenidos ocultos con toda la intención de no ser hallados si no se cuenta con herramientas que transformen obligatoriamente la identidad del usuario en seres anónimos dispuestos a sobrevivir en las profundidades de la cueva. La Dark Web está escondida en las grietas de la Deep Web, y contiene una cantidad mayor de dinámicas ilegales precisamente por ese anonimato y por las posibilidades de acceso más limitadas.
Según un estudio publicado por la Universidad de Illinois, para 2007 la Deep Web albergaba el 94 % de los contenidos del internet y se estimaba que la Dark Web representaba un 1 % de ese porcentaje. Según el portal Kaspersky, un desarrollador de software de ciberseguridad, “es imposible determinar con exactitud cuántas páginas o sitios web están activos en un momento dado” en la Deep Web y Dark Web.
De ahí que lo que se puede encontrar fácilmente es apenas un pequeño porcentaje de lo que alberga internet. Aún así las autoridades hacen esfuerzos por combatir la ESCNNA en el mundo digital. En Colombia, entre 2018 y septiembre de 2024, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones ha bloqueado 116 829 páginas donde había contenido abusivo con menores de edad, según información entregada en respuesta a un derecho de petición.
Y hay más cifras que muestran otras realidades relacionadas con el tema: entre 2018 y julio de 2024, en Colombia se han realizado 9 058 denuncias por el delito de “pornografía infantil”, según datos de la Fiscalía. Además, desde 2018 hasta septiembre de 2024, en los informes históricos de plataformas como Te Protejo, encargada de recibir reportes de páginas con MESNNA, se han registrado 168 141 notificaciones de ese tipo de contenido.
Pero no todo se denuncia. Katherine Jaramillo, exdirectora de la organización Valientes, que lucha por la prevención y la erradicación del tráfico de niñas, niños y adolescentes, dice que en algunos casos las víctimas no se dan cuenta de que lo son y por eso no denuncian. “La gente no tiene claro qué es abuso o explotación sexual en niños. Por ejemplo, encontramos un caso en un colegio: ‘ah, no, yo solo recibí foto de un pene’, ‘a mí me hicieron una videollamada y había un hombre masturbándose, pero ya’. No dimensionan que recibir o que las induzcan a ese material ya hace parte del abuso”, cuenta.
Y cuando se denuncia, la impunidad es otro problema. Cada año se denuncian en promedio 907 casos de “pornografía infantil”, según datos de la Fiscalía analizados entre 2011 y julio de 2024. En 2017, 88 llegaron a ejecución de penas, el año en el que más casos en esta etapa se registraron. En los siete primeros meses de 2024 la cifra solo llegó a dos. En el caso del delito de “utilización y facilitación de medios de comunicación para ofrecer actividades sexuales con personas menores de 18 años”, el máximo número de casos en ejecución de penas del periodo analizado fue cinco en todo el país, en 2019.
Al inicio de la investigación pensamos que sería necesario explorar la Dark Web para entender la dinámica de distribución y consumo del MESNNA porque teníamos la imagen de un territorio donde se mueven las cosas más truculentas y prohibidas: armas, órganos y, por supuesto, estos materiales abusivos con menores de edad. Pero no fue necesario. Lo encontramos en el internet superficial y en redes sociales abiertas.
Para el experto Alejandro Castañeda, “los usuarios que ven este tipo de material en la Dark Web son los primeros usuarios, es decir, los que están empezando a ver, los que están interesados en introducirse a esos temas y están buscando tutoriales, cómo llegar a los niños, hablarles, etcétera. Quienes pasan a ser más expertos ya no entran a la Dark Web. Ya son mucho de par a par en WhatsApp o Telegram; de pedirse, de buscarse y de crear su propio material”.
La encuesta ReDirección les preguntó a usuarios hispanos y angloparlantes de la Dark Web por la frecuencia con la que habían buscado y visto MESNNA y material ilegal violento. Más del 50 % respondió que lo habían hecho en las últimas cuatro semanas.
Plataformas como Facebook y Whatsapp permiten la comunicación directa con menores de edad y esto favorece su explotación. El fácil acceso al material a través de internet y el poco cuestionamiento al consumo han contribuido a que algunas personas vean como algo común acceder a contenido sexual. Esto puede llevar a una minimización de la gravedad de los delitos relacionados con el MESNNA.
“Estas no son situaciones en las que las personas se sientan capaces de decir que lo que está ocurriendo es incorrecto y, por tanto, busquen ayuda. Más bien, lo que observamos es que existe una normalización tanto de la violencia, como del deseo. Si alguien ve imágenes que muestran situaciones placenteras o deseables, y luego una persona mayor le refuerza la idea de que está bien, pagándole, haciéndole favores o dándole cosas, esa conducta se asume como aceptable desde una edad temprana. Esto contribuye a la normalización de dichas dinámicas”, dice Alejandro Castañeda.
Accedimos a varias sentencias judiciales que evidencian este tema. Como un caso de octubre de 2019, de David*, de 50 años, que usaba Facebook con una identidad falsa para pedir y enviar fotos íntimas a varios menores de edad de un mismo colegio, también los extorsionó. Tras las denuncias e investigaciones, la Fiscalía allanó la casa del hombre y encontró material pornográfico en computadores. En otro caso, de junio de 2023, Camilo*, de 23 años, hostigaba a su prima Estefanía*, de 12, a través de Facebook para pedirle y enviarle fotos íntimas. La persuadía ofreciéndole dinero, zapatos y refrigerios.
[Si quieres conocer algunos testimonios sobre ESCNNA en entornos digitales, te invitamos a escuchar estas crónicas sonoras].
Play Store-Descargar-Abrir
Cuando Valeria se registró en Facebook, con 9 años, su mamá la obligó a cerrarlo porque la agregaba mucha gente desconocida. En septiembre, al regresar de un taller sobre los peligros de la digitalidad para mujeres sobrevivientes de la prostitución en la congregación Hermanas Oblatas, nos reprochamos entre risas que “nos estamos convirtiendo en nuestros papás”.
Desde que tomamos la iniciativa de realizar esta investigación tuvimos la intención de hacer inmersión en esas cuevas de pervertidos. Pensábamos que el mundo profundo de la internet era un peligroso campo de minas al que no debíamos acceder, pero nos dimos cuenta de que el terror estaba en la red superficial, y que nuestras familias siempre tuvieron la razón al prevenirnos desde temprana edad sobre los peligros de la conectividad.
Ingresamos a una página web que encontramos en haciendo el rastreo de las aplicaciones disponibles en Play Store y fingimos ser menores en dos de ellas. Una de estas la conocimos porque algunas niñas y niños de Medellín nos contaron de su existencia y la otra la conocimos por publicaciones en redes. En todos los casos nos guardamos el nombre de las aplicaciones y las plataformas para evitar su promoción.
Página #1
La dinámica de este tipo de plataformas es relativamente nueva y funciona como una pirámide, explica Alejandro Castañeda, de Te Protejo. “Son sitios web en donde las personas ganan puntos mientras comparten un link, no por ganar dinero, sino porque cuando tú ganas puntos por divulgar, accedes a más contenido”.
Una vez adentro, la “dinámica” empieza. No sin antes advertirle al usuario que siga la página en Telegram, ya que tienen un grupo donde avisan cuando esta se cae y cuando vuelve a funcionar.
La página está dividida en varias secciones. Una de ellas es “Free Preview”, una parte para mostrar la “seriedad” del negocio y donde se ofrecen gratis muestras de videos de material de abuso sexual infantil. Después, hay otras cinco categorías; cada una es un nivel y contiene “retos”.
Por cuatro invitaciones o 20 dólares —alrededor de 90 000 pesos colombianos para mediados de noviembre— los pedófilos pueden acceder a material de explotación sexual infantil (o “cp videos”, como lo llaman). Se ofrecen más de 3 000 videos en 60 gigas de contenido. En el segundo nivel, por 30 dólares o diez invitaciones, se accede a más de 7 000 videos que equivalen a 115 gigas de material de explotación sexual infantil. En el tercero, hay más de 16 893 videos por invitar a 30 personas o pagar 50 dólares. En el siguiente se ofrece un terabyte de contenido con 44 171 videos de material de abuso sexual infantil, y un supuesto “acceso VIP” a un grupo especial; todo por 90 dólares o 50 invitaciones. Para que entienda el tamaño del contenido, según un artículo de la revista mexicana Expansión, un terabyte equivale a grabar 350 episodios de Los Simpson o los 238 episodios de la serie Friends en formato digital. Y aún no acaba la pirámide. En la última categoría se debe pagar 120 dólares o invitar a 140 personas para acceder a cuatro terabytes de contenido, más de 220 855 videos de material de abuso sexual infantil por poco más de 500 000 pesos.
Si se asume que en cada video del quinto nivel hay por lo menos una niña, niño o adolescente, significan 220 855 víctimas de ESCNNA, una cifra equivalente a seis veces el número de estudiantes de la Universidad de Antioquia.
Alejandro Castañeda cuenta que hay sitios que guardan sus servidores en países como Seychelles, Ucrania o Bielorrusia, o en paraísos fiscales y lugares donde no existe regulación sobre temas de material de explotación sexual.
[Aunque Colombia tiene regulaciones frente a estos contenidos, muchas veces la justicia no es suficiente. Te invitamos a conocer estos expedientes construidos a través de sentencias judiciales que muestran los vacíos en la ley y donde además caracterizamos a las y los victimarios de ESCNNA digital.]
App #1
Esta aplicación creada en Canadá, permite ver películas, series o videos musicales con amigos, mientras hablan y chatean. Es como ir al cine desde el celular. Está diseñada para mayores de 13 años, pero sus políticas de privacidad dicen: «¡Si eres un niño, por favor ve a jugar al patio! ¡No interactúes ni uses [nombre de la app]!”
El problema radica en que esta aplicación es utilizada para transmitir material de abuso sexual infantil y compartir links con ese contenido a través del chat. La dinámica ocurre de dos formas: directa o indirectamente. En la primera, los pedófilos retransmiten un video de YouTube del cumpleaños de una niña que usan como fachada para intercambiar contenido en el chat.
La segunda modalidad es transmitir directamente contenido explícito, incluido MESNNA, y dejar que los usuarios interactúen con él. Aparentemente, los videos solo aparecen si se activa la opción de “material de adultos”, pero no hay ninguna restricción o advertencia sobre lo que puede salir. En sus términos y condiciones, la aplicación se lava las manos diciendo que «puede, pero no está obligada» a monitorear o revisar el contenido que se publique.
Uno de los desarrolladores de la aplicación ha subido varios videos en X realizando pruebas en la interfaz, y en estos se ve que su perfil tiene activa la opción de “material de adultos”. Él puede ver lo que se sube a la app que él mismo desarrolló, incluso el material abusivo, lo que sugiere que no existe ningún tipo de control.
Frente a esto, el director de la aplicación (cuyo nombre no revelamos para tampoco exponer el de la plataforma), en respuesta a un correo electrónico, nos comentó que “ninguna de las herramientas de detección comercialmente disponibles resultó suficiente, por lo que [nombre de la aplicación] ha desarrollado su propia inteligencia artificial para detectar y filtrar MESNNA”. “Actualmente, estamos invirtiendo recursos significativos en el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial más grandes y avanzados para detectar MESNNA. A medida que nuestro sistema de IA mejora, esperamos poder detectar y bloquear el 100 % del material muy pronto”, explica.
Sin embargo, al preguntarle la cantidad específica de recursos que han gastado en estos modelos, o la cantidad exacta de material de explotación sexual infantil que han bloqueado en la aplicación durante 2024, dijo que no tienen “cifras exactas sobre la cantidad de dinero gastado o el número de imágenes y videos bloqueados. Podemos decir que nuestras medidas han reducido drásticamente la cantidad de material de abuso sexual infantil casi a cero”.
App #2
Esta aplicación se define dentro de Play Store como una «comunidad segura y cálida para compartir sus pensamientos y sentimientos honestos» en donde las personas “pueden experimentar comunicación emocional cómodamente a través de diferentes características interactivas en línea».
La aplicación no aparece directamente como una app de citas, pero lo es, o al menos así la clasifican estudios de mercado como el Sensor Tower. Su uso, según Play Store, solo es permitido para personas mayores de 17 años, y así lo declaran también dentro de sus políticas de privacidad: «…no está diseñada para una audiencia joven». Sin embargo, la aplicación decidió darle una experiencia a menores de edad en la que dicen «implementar herramientas de software para restringir el acceso a cierto contenido para usuarios más jóvenes», y afirman que eliminan “cuentas de personas que tengan menos de 13 años”. ¿Por qué diseñar una aplicación para mayores de edad y aun así incluir a un público de niñas, niños y adolescentes?
La aplicación declara que su compromiso de hacer cumplir los requisitos de uso “se extiende más allá de la mera verificación de la edad”, pero no especifican qué métodos utilizan para ello. Solo navegamos en la aplicación un día haciéndonos pasar por «menores de edad» y nos encontramos con todo el contenido expuesto en las capturas de pantalla, que da cuenta de mensajes tratando de interactuar con menores con fines sexuales.
Salir de la cueva
La entrada de la cueva se ve tan oscura que los ojos podrían acostumbrarse a ver en la profundidad. Así se siente pensar que la red superficial, a la que todos accedemos, se ha convertido en sinónimo de la Dark Web. El material que creíamos estaba en lo más inhóspito, realmente es una nube que está tapando el sol que debería iluminar los umbrales de la gruta.
En agosto de 2024, Pavel Durov, fundador de Telegram, fue arrestado en Francia acusado de no frenar el uso delictivo de su aplicación; eso incluía la distribución de material de explotación sexual infantil. Si bien puede haber un compromiso individual de un usuario de la plataforma frente a este problema —no buscar, no consumir, no patrocinar y denunciar cuando se encuentra MESNNA—, esa sombrilla personal no es suficiente. Las plataformas e instituciones que las regulan no cooperan de forma honesta y contundente. El caso de Durov, en el que su abogado reclama que es como “culpar a un fabricante de automóviles por un accidente”, expone justamente que las herramientas que dan luz están más allá de nuestro alcance y que los responsables siempre se querrán lavar las manos.
María Victoria Salazar, fiscal jubilada del Centro de Atención Integral a Víctimas de Abuso Sexual (CAIVAS), cuenta algunas de las dificultades para llevar adelante procesos en la justicia. Se refiere a los operadores privados de comunicaciones, quienes no tienen la obligación de dar la información necesaria para la investigación, como una dirección IP. “La ley dice que tengo 30 días para obtener información, entonces, yo se la mando a Claro, a Tigo, a cualquiera de esos operadores, y llega el día 31, el día 32 y no me han contestado. Entonces, me toca devolverme a donde un juez a hacer otra audiencia para decirle que no me ha llegado, que me dé otros 30 días. Entonces, ya van dos meses buscando una dirección IP, y si pasan los otros 30 días y no me contestaron, se perdió la prueba, porque el código [de procedimiento penal] dice que se puede renovar solo una vez». Esta situación puede explicar la gran cantidad de casos que se quedan en indagación.
Alejandro Castañeda, de Te Protejo, cuenta que tienen trato preferencial en cuanto a vínculos de colaboración con las redes sociales, pero en algunas de ellas, ya no hay mucho que hacer. “Teníamos hace un par de años [colaboración] con Twitter, pero cuando pasó a ser X, ese equipo y esa plataforma de colaboración con sociedad civil se acabó. X en este momento no tiene plataforma en Colombia y creo que tampoco en Latinoamérica que reciba o trate preferentemente los reportes de estas situaciones”, dice.
Una fuente de la Fiscalía, que prefiere no revelar su nombre por no estar autorizada a dar declaraciones oficiales, llama la atención sobre el papel de las empresas de redes sociales: “Aquí todo el que llega hace lo que quiera, cuanta empresa llega a Colombia, cuanta empresa que reciben. No hay una exigencia frente a las políticas de lo que tiene que ver con la circulación de la información».
Frente a esto, Castañeda también critica que en Colombia las plataformas no están obligadas a publicar informes de transparencia o reportes sobre qué hacen respecto a casos de ESCNNA.
Pero el problema estructural está más allá del mundo digital. Vanessa Serpa, miembro del equipo de niñez y juventud de la Corporación Convivamos, una organización que trabaja temas comunitarios y de derechos humanos en Medellín, lo explica así: «Si no se soluciona el tema de la pobreza, el desempleo, y si sigue habiendo los niveles de precarización de la vida que hay en este momento, siempre va a haber víctimas”.
Hay muchos aspectos por cambiar: las leyes, la educación, el papel de la sociedad civil, la efectividad de la justicia, los mensajes que se reproducen en medios de comunicación y en las campañas oficiales. Para explorar más sobre este tema y encontrar herramientas para enfrentarlo, explora el especial completo “A cinco clics”, producido por De la Urbe y Periferia Prensa Alternativa con el apoyo de La Liga Contra el Silencio.
*Los nombres fueron cambiados para no poner en riesgo a las víctimas.
**Nota editorial: Aunque somos conscientes del riesgo de hacer públicos los códigos y canales donde circula MESNNA, lo hacemos con el objetivo de que quienes los encuentren tengan información sobre qué son y los denuncien y reporten para romper el ciclo de la explotación sexual y comercial de niñas, niños y adolescentes en la red.
Para saber más, lee el especial completo: “A cinco clics”.
Deprecated: ¡La función related_posts ha quedado obsoleta desde la versión 5.12.0! Usa yarpp_related en su lugar. in /var/www.virtualdomains/ligacontraelsilencio.com/public_html/wp-includes/functions.php on line 5381