Donaciones dulces aceitan la política en Colombia
La industria de bebidas azucaradas y comida altamente procesada invierte miles de millones de pesos en campañas políticas. Aunque cubre un amplio abanico de movimientos y partidos, suele concentrar sus donaciones en el centro y la derecha del espectro político; particularmente el Centro Democrático, el Partido Conservador y Cambio Radical, los partidos que después protegen los intereses de la industria, como lo ha demostrado su oposición en el Congreso a propuestas como el impuesto a las bebidas azucaradas, y la ley para introducir un etiquetado de advertencia en los alimentos.
Aunque esta práctica no es ilegal, La Liga Contra el Silencio encontró que, en algunos casos, las cifras y los porcentajes de las donaciones recibidas son tan altos que resulta de interés público entender cuánto dinero dicen haber recibido los candidatos elegidos por parte de un sector de interés en particular, que reiteradamente frena propuestas de regulación en distintos sectores de la vida política; desde las comisiones a las plenarias, y desde las agencias hasta los ministerios.
“Las donaciones le dan voz al grupo específico que las hace, y los intereses de la industria de alimentos y su desarrollo económico pueden verse favorecidos en detrimento de la salud pública”, dijo Melissa Mialon, que ha trabajado en investigaciones con la Organización Mundial de la Salud, y es actualmente becaria de investigación posdoctoral de Nupens/USP, en Sao Paulo, para investigar la influencia de la industria de alimentos sobre la política pública de América Latina.
La Liga Contra el Silencio explicó cómo, en junio de 2019, miembros de los partidos Centro Democrático, Cambio Radical y Partido de la U dilataron el proceso para debatir el Proyecto de Ley 214 de 2018, que pretendía poner etiquetas de advertencia a los productos altos en azúcar, sodio y grasas saturadas. A causa de ello, la iniciativa nunca pudo debatirse.
La información que presentamos proviene del portal Cuentas Claras de la Registraduría Nacional, y por ello recomendamos tomar estas cifras como un indicio de la realidad, y no asumir que están completas o corresponden a toda la verdad sobre las donaciones. Es difícil saber si las cifras que presentan los candidatos están o no completas. Tanto así, que con algunos departamentos y candidatos, no fue posible hacer este ejercicio, pues los anexos de donaciones que figuran en Cuentas Claras están en blanco.
Se desconocen las razones. Puede que esos candidatos no hayan reportado donaciones, o no hayan recibido ninguna; tal vez no entregaron el anexo al Consejo Nacional Electoral, o no subieron la información al aplicativo de Cuentas Claras. Aunque estas cifras son insuficientes, revelan cómo la industria logra influir sobre la política pública.
“En nuestro país, que es un Estado social de derecho, la idea es que las políticas se hagan con el interés de proteger a la mayoría de la población. Sin embargo, la idea de un Estado para la mayoría se desdibuja cuando los intereses privados empiezan a dar beneficios económicos a los actores políticos”, señaló Diana Guarnizo, directora de investigación en derechos socioeconómicos de DeJusticia. “Estos entes públicos, entonces, en vez de legislar o diseñar políticas para la mayoría, lo hacen para responder a los intereses privados”.
Además de las donaciones de la industria, incluimos las de aquellas empresas que no son de alimentos, pero hacen parte de un mismo grupo económico. RCN Radio, por ejemplo, pertenece al Grupo Ardila Lülle, dueño de Postobón; y el Grupo Nutresa hace parte del Grupo Empresarial Antioqueño, que reúne a Bancolombia, Argos y Celsia, entre otras empresas donantes.
También incluimos las donaciones de empresas que están interesadas en impedir esta regulación o han hecho lobby en contra de ella, como los ingenios azucareros. Igualmente, las donaciones de personas que trabajan en la industria o son accionistas de empresas relacionadas con ella, como miembros de las familias Santo Domingo y Ardila Lülle, que controlan Bavaria y Postobón, respectivamente.
Hicimos un reportaje gráfico con la intención de que las imágenes se pudieran compartir fácilmente en redes sociales.
Una última advertencia para el lector: sea consciente de que, si un candidato recibe un porcentaje más alto de donaciones que otro, esto no quiere decir que hubiera recibido más dinero. Por ejemplo, Iván Duque recibió más donaciones de la industria que Germán Vargas Lleras (512 millones el primero y 315 millones el segundo), pero dado que las donaciones totales reportadas por Vargas Lleras fueron más bajas, esos 312 millones representan un porcentaje mayor dentro del total recibido. Fíjese entonces no sólo en los porcentajes, sino en la cantidad de dinero que recibieron los candidatos.
Donaciones campañas presidenciales
La mayoría de las donaciones de la industria recibidas por Germán Vargas Lleras provienen de Alejandro Santo Domingo, accionista mayoritario del Grupo Santo Domingo, que a su vez agrupa a Bavaria. El empresario donó 250 millones de los 718,7 millones reportados por la campaña. Bruce Mac Master, el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios, donó 5 millones.
Mientras Germán Vargas Lleras reportó tan solo 18 donantes, Iván Duque reportó 232. Alejandro Santo Domingo aportó 80 millones a esta campaña, que junto a los 80 millones de Diego Ramiro Canelos Velasco, presidente de Seatech International, empresa que comercializa el atún VanCamps, son las donaciones más altas reportadas. Otras provienen de altos ejecutivos en empresas que no producen alimentos ultraprocesados, pero hacen parte de la cadena de producción y distribución, como ingenios azucareros y almacenes de cadena como el Grupo Éxito.
Una donación de 100 millones de pesos de Alejandro Santo Domingo a Sergio Fajardo, representa prácticamente la totalidad de los 106 millones que la industria donó a este candidato.
De los 25 donantes que presentó la campaña de Gustavo Petro, y de los 37 de la campaña de Humberto de la Calle, ninguno pertenecía a la industria.
Donaciones Congreso
La mayoría de las donaciones de la industria hechas a Cambio Radical provienen de Postobón y RCN Radio; las que recibió el Centro Democrático, de ingenios azucareros y también de RCN; las donaciones del Partido Conservador, de ingenios azucareros; y las donaciones del Partido de la U, también de ingenios azucareros como La Cabaña y Manuelita.
Los otros partidos no reportaron donaciones por parte de la industria.
Donaciones gobernaciones
Llama la atención no sólo la proporción de las donaciones, que en muchos casos supera la mitad del total, sino que algunas que provengan de medios de comunicación. El principal donante entre los medios de comunicación es Radio Cadena Nacional S.A. (RCN Radio), que pertenece al Grupo Ardila Lülle, también dueño de Postobón, que sobre todo hizo donaciones a candidatos de Cambio Radical y el Centro Democrático, aunque en Boyacá representó casi todas las donaciones a César Augusto Pachón Achury, el candidato del Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS).
No elaboramos infografías para los departamentos donde no identificamos donaciones de la industria, o de las empresas e individuos relacionados con ella.
Donaciones alcaldías
Nos enfocamos en las tres ciudades más habitadas de Colombia: Bogotá, Medellín y Cali, para presentar un panorama de tendencias en la donación de campañas. Entre las alcaldías hubo donaciones de la industria para todo el espectro ideológico. Por ejemplo, la Fundación Nutresa, del grupo empresarial que reúne a CremHelado, Galletas Noel y la Compañía Nacional de Chocolates, entre otros. Nutresa donó 35 millones en Bogotá a Enrique Peñalosa; a Clara López, del Polo Democrático; y a Rafael Pardo, del Partido Liberal y Partido de la U. En Medellín, la misma fundación aportó 40 millones a Alonso Salazar, del Partido Verde; y a Héctor Manuel Hoyos, del Polo Democrático. En Cali, sin embargo, ningún candidato reportó donaciones de la Fundación Nutresa. Allí hay mayor presencia de donaciones de ingenios de azúcar que en las otras ciudades, debido a la influencia de esta industria en el Valle del Cauca.
Aviso: esta historia hace parte de una línea de investigación de La Liga Contra el Silencio sobre asuntos relacionados con salud pública y censura, que hace énfasis en la industria de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. Este trabajo cuenta con la financiación de Vital Strategies, una organización global de salud publica.
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