Denuncian acoso sexual en la selección femenina de fútbol de Colombia
Para Laura*, mayor de edad, el acoso empezó con piropos insistentes: “Estás muy linda, hermosa”. Hasta que el técnico supuestamente le propuso ir más allá. “Me dijo que quería tener algo conmigo y que podía llevarme a cosas muy grandes en el fútbol”. Ella se negó, y entonces empezó el acoso laboral. “Me sobrecargaba de trabajo, no me dejaba hablar en las reuniones, me gritaba. En un momento le pregunté si tenía quejas, y me respondió que era personal y que asumiera las consecuencias”, contó.
La afectada recibió después amenazas telefónicas: “Cuando se supo de las acusaciones, una persona desconocida me llamó a decirme que tuviera cuidado porque iban a enviar a la gente más dura de la Federación Colombiana de Fútbol a investigar, y que en tres días se sabría si había sido yo. Eso se llama coacción”, dijo.
Laura apenas se recupera de las secuelas psicológicas. Describe una etapa de sanación tras su paso por el equipo, que ocurrió entre diciembre de 2017 y marzo de 2018. Luego de estos hechos, nunca la volvieron a llamar al equipo, aunque en ese entonces acudió “a los entes internos y a mis jefes directos de la Federación” para denunciar lo ocurrido. Como en otros casos conocidos por La Liga Contra el Silencio, las acusaciones fueron archivadas o ignoradas, y la presunta víctima fue apartada de su trabajo.
La segunda afectada por el posible acoso sexual era menor de edad en enero de 2018. “En la Federación —dijo Laura— se dieron cuenta de que era tan grave la denuncia que hizo el papá de la jugadora que decidieron sacar al acosador, Sigifredo Alonso, que era el preparador físico. Pero de todas formas quedó el director técnico, un tipo que tenía ciertas actitudes con las niñas, como cogerles la cola, intentar besarlas, escudándose debajo de una figura paternal. Un chantaje psicológico por el cual muchas de ellas no han hablado todavía”. Todo sucedió en la sede de la Federación Colombiana de Fútbol, en Bogotá.
La Liga llamó al técnico Didier Luna: “No he recibido notificación oficial de ninguna investigación por parte de la Federación ni de nadie”, dijo. Sin embargo, admitió que conocía las denuncias. “Durante las concentraciones para el Mundial del año pasado sí hubo unos comentarios, pero oficialmente no hubo nada. Y yo a los comentarios no les pongo mucha atención. Cuando la cosa es oficial ahí sí le pongo cuidado”. También negó cualquier problema con un preparador físico al cual debió retirar de la selección antes del Mundial. “No, señor. Que yo sepa, no”.
Fuentes de la Fiscalía confirmaron a La Liga Contra el Silencio que esa dependencia adelanta “dos indagaciones: una por denuncia de caso de menor de edad y otra de una mayor de edad” por el delito de “acoso sexual agravado”. La indagación es una primera fase de investigación en la que las autoridades reúnen todos los elementos para definir la apertura de un proceso formal.
Según la información entregada, los dos señalados fueron notificados del proceso. Respecto al caso de la menor de edad ingresó primero por la oficina de infancia y adolescencia, pero “debido a la gravedad de la denuncia” se escaló el tema a un fiscal especializado en delitos sexuales, quien definirá si existe mérito para continuar con la investigación.
Por su parte, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) busca identificar a la menor para asegurarse de que sus derechos sean respetados durante este proceso y seguirá de cerca el caso**.
“Todo eso era para intimidarme”
A las denuncias sobre chantajes económicos, abuso laboral y desidia por parte de la Federación Colombiana de Fútbol, publicados la semana pasada por La Liga, se suman estas dos denuncias de acoso sexual.
[Lee «El machismo y la corrupción amenazan al fútbol femenino en Colombia»]
Un reportero deportivo explicó que en la carrera de las jugadoras no es raro ver “cierto tipo de cambalaches: ‘Yo la tengo en cuenta, pero deme plata’. He oído también de casos de soborno sexual”.
“Y a nivel de clubes la situación es, posiblemente, peor”, dijo una de las jugadoras históricas de la selección. Según ella, se trata de futbolistas con escasa educación que desconocen las herramientas para denunciar; o que sencillamente toleran el acoso para ganarse la titularidad y surgir en sus carreras.
Cuenta una futbolista que el exseleccionador nacional Felipe Taborda le pidió jugar la Copa Libertadores Femenina con Generaciones Palmiranas, club fundado por él. Allí conoció al “profesor” Berley Villa. En un principio trabaron amistad porque Villa había estado en Bucaramanga “viendo jugadoras”. Pero en las concentraciones todo cambió, dijo la futbolista, que ha formado parte de la Selección Colombia. Primero hubo “comentarios e insinuaciones”. Luego, según ella, el trato cambió:
“Cuando me estaba haciendo masajes empezaba a decirme ‘Ey, tienes muy bonitas piernas’. Todo eso era para intimidarme. Hasta que llegó el momento en que yo tuve que explotar y le dije que no era su muñeca y que él no me iba a utilizar”.
Las jugadoras Melissa Ortiz e Isabella Echeverri, ambas radicadas en Estados Unidos, han lanzado una campaña por redes sociales con el hashtag #menosmiedomasfutbol. Laura dijo haberse animado a hablar después de ver los videos de las jugadoras que han denunciado la precariedad en la que trabajan. “Yo decidí tomar fuerza y salir a contar mi historia porque ya estoy recuperada. Es una historia fuerte, pero que creo que se debe conocer”, dijo.
Ni la Federación Colombiana de Fútbol ni la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) han respondido a las denuncias que han circulado por medios nacionales e internacionales.
Álvaro González Alzate, segundo vicepresidente de la Federación, se defendió en una entrevista con el diario El Tiempo: “Jamás en los 36 años que llevo de dirigente he conocido una queja o una denuncia o un reclamo de que los técnicos de las selecciones femeninas les hayan cobrado a las jugadoras por alinearlas o por convocarlas. El directivo que más ha estado con los equipos femeninos en el exterior soy yo, y jamás recibí una queja de esas y tampoco ningún otro delegado de esos equipos como lo han sido Alejandro Hernández, César Guzmán o Elkin Arce”. Sin embargo, varias jugadoras aseguran que sí informaron a los directivos. Pero nunca recibieron respuestas.
*El nombre ha sido cambiado para proteger la identidad de la fuente.
** Este reportaje fue actualizado el jueves 21 de febrero a las 17:29 para incluir información de la Fiscalía y del ICBF.
***Esta publicación fue actualizada nuevamente el 9 de junio tras una decisión judicial.
El entrenador Didier Luna es condenado por “injuria” y no pagará cárcel
Un juez condenó a dos años y cuatro meses de cárcel por el delito de injuria al extécnico de la selección Colombia femenina sub-17 Didier Luna. El caso judicial termina un año y cuatro meses después de que La Liga Contra el Silencio revelara las denuncias penales por acoso sexual y laboral presentadas por la fisioterapeuta Carolina Rozo y una jugadora de la misma selección menor que participó en el Mundial de la categoría en Uruguay en 2018 donde ocurrieron algunos de los hechos.
Luna aceptó los cargos y llegó a un preacuerdo con la Fiscalía a mediados de febrero de este año. A través de esta maniobra legal el delito por acoso sexual fue sustituido por el de injuria por vía de hecho que finalmente supuso una pena menor para el entrenador huilense. Como la pena es menor a cuatro años, Luna queda en libertad y solo le resta pagar una caución de 20 salarios mínimos mensuales. No podrá ejercer ningún tipo de función pública durante dos años y tres meses.
La agresión sexual quedó, sin embargo, ampliamente probada en la sentencia emitida por un magistrado del Juzgado 15 del Circuito de Bogotá. “El acusado Luna, valiéndose de su superioridad, acosó sexualmente durante varios meses física y verbalmente a la señora Carolina Rozo, comportamiento que realizaba con claros fines sexuales no consentidos. La conducta desplegada por el acusado es agravada toda vez que esta persona era el jefe de la víctima, es decir, ejercía una autoridad sobre ella. Incluso, el señor Luna le recargó el trabajo de manera considerable luego que ella no quiso acceder a sus pretensiones sexuales”, dijo el juez en declaraciones recogidas del diario El Espectador.
Carolina Rozo se ha convertido a sus 35 años en una abanderada de los derechos de las futbolistas en Colombia. Una pelea que le costó el trabajo e incluso su paz emocional. Nina Chaparro, coordinadora del área de género de DeJusticia, destaca el hecho de haber “roto el círculo de violencia” y hacer “visible un fenómeno silenciado”. Y añade: “ella (Carolina) enfrenta un proceso donde necesita probar un delito tan difícil de probar como es el delito sexual. Es un gran paso porque la sentencia prueba todo el tema de acoso. Así no haya la imputación, ya es un caso importante para el fútbol colombiano porque Carolina tenía razón: Didier Luna es un acosador sexual”.
Manuela Acosta, jugadora profesional, afirma que la noticia va cargada de simbolismo tras la ardua lucha de Rozo por más de un año. La exjugadora de La Equidad reconoce el valor emocional de la condena, pero de la misma forma lamenta que a pesar de que se haya probado el delito, la condena contra el entrenador de 63 años haya sido por un delito diferente.
Para Carlos Puche, director ejecutivo de ACOLFUTPRO (el gremio de futbolistas profesionales), hay que “ponerse en la piel de una mujer que contra el sistema de la Federación deja un precedente, no solo dentro del fútbol, para que no haya acoso sexual contra las mujeres. Lo importante es que se ha sancionado a una persona que aprovechando su cargo durante años ha acosado a muchas mujeres que no se atrevieron a denunciarlo antes”.
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