Son organizaciones que se configuran como comunidades religiosas ante el Estado. Esto les permite ejecutar proyectos del gobierno sin acudir a licitaciones ni rendir cuentas al fisco.
Tienen sus peros
La relación entre las iglesias y el dinero público en Colombia es estrecha y opaca. Las entidades oficiales otorgan cuantiosos contratos a fundaciones exentas de control fiscal que no deben demostrar cómo administran esos fondos.
Están en todo
A las iglesias se les encomiendan labores de bienestar animal, salud, educación y hasta culturales. Con esos contratos cumplen con cuotas de cargos públicos para pagar favores políticos, financian campañas y favorece a los amigos del culto
Están en todo
A las iglesias se les encomiendan labores de bienestar animal, salud, educación y hasta culturales. Con esos contratos cumplen con cuotas de cargos públicos para pagar favores políticos, financian campañas y favorece a los amigos del culto
Dineros en riesgo
Un informe del Grupo Interno de Análisis de la Auditoría General de la República (AGR) advierte la posibilidad de un riesgo real sobre la idoneidad de muchas de estas entidades religiosas para cumplir los contratos que firman con las alcaldías.
Según un experto, deberían tributar porque:
· No llevan facturas
· No tienen un sistema contable
· Hacen una declaración de palabra que nadie puede cuestionar
Sin control estatal
El Ministerio de Interior es el que reconoce la personería jurídica a las iglesias, confesiones y denominaciones religiosas. Sin embargo, no tiene funciones de vigilancia, control o inspección sobre ellas.